"El águila no lucha con la serpiente en el suelo. Lleva a la serpiente al cielo, cambia el campo de batalla y después la suelta. La serpiente no tiene ninguna resistencia, poder ni equilibrio en el aire. En su terreno la serpiente es poderosa y mortal, pero en el aire es inútil, débil y vulnerable. Lleva tus luchas al cielo en oración y Dios tomará el control de tus batallas. No luches contra el enemigo en su zona de confort, cambia el territorio de la batalla. Lleva tus luchas a lo alto y tendrás certeza de la victoria."
Cuando volamos tan alto como para alcanzar las alturas de Dios, estamos en posición de vencer al enemigo que no llega a esas alturas, el lugar de Jesús es a la derecha del Padre ('Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Si, pues, habéis resucitado con
Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Porque
habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. ' Colosenses 3:1-3) desde donde defiende nuestras causas porque son suyas nuestras luchas y batallas.
Desde la perspectiva del miedo, todo lo que vemos es determinante para nuestras batallas, el miedo nos hace ver solo a ras de suelo donde el enemigo pelea cuerpo a cuerpo con la ventaja de que nuestro cansancio llegará primero pero si la guerra la hacemos desde la valentía de quien pelea por nosotros, Jesús, la batalla ya está ganada. En la oración está nuestra victoria, en el entregar nuestros problemas a Jesús nuestra ganancia.
'Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades,
contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad
en las regiones celestes. '
Efesios 6:12
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